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Los saberes filosóficos o las filosofías

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  En sus orígenes, la filosofía occidental abordaba la explicación de todos los fenómenos de la realidad física y espiritual. En ella confluían todos los saberes y a todos dispensaba su explicación. Con el desarrollo particular de las ciencias naturales y las ciencias de la sociedad, la filosofía redujo sus objetos de estudio a los aspectos más generales y profundos de la vida del hombre. Su razón de ser sigue vigente como medio para el ordenamiento de todas las posibilidades de conocimiento desde las distintas perspectivas del lenguaje y del saber. Todavía se abroga la tarea de responder, con el mayor rigor, las más difíciles y esenciales preguntas del ser humano, la vida y los misterios ¿Cuál es el principio ordenador de la realidad del mundo? ¿Cuál es el sentido de la existencia del hombre? ¿Cómo encarar la búsqueda de la verdad con las diversas lógicas y los medios instrumentales disponibles? Junto con sus peculiaridades primigenias, son parte de su objeto de estudio los desarrollo

El alma y las energías humanas

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Encuentro de almas para orar a la Virgen del Valle. Cumaná- Venezuela. Imagen de HT/2008      "Como el alma constituye un dato irracional, y no puede en modo alguno asimilarse, según el antiguo modelo, a una razón más o menos divina, no cabe extrañarse de que, en la experiencia psicológica de modo  extremo  frecuente,  se  encuentre  uno con  procesos  y vivencias que no se corresponden con nuestras expectativas razonables y son por consiguiente rechazados por nuestra conciencia, orientada según la razón. Esta aptitud racionalista es, naturalmente, inepta para la observación psicológica,  ya que  resulta en gran medida anticientífica."                                                                                                                                                                                              Carl Gustav Jung .                                                                                                                                           

Las dimensiones poliédricas de la vida y obra de Carl Gustav Jung (1875-1961)

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                                                         Creo sencillamente que alguna parte del yo                                               o del alma  humana no está sujeta a las leyes del espacio y del tiempo                                                         Carl Gustav Jung     1.     Resulta casi imposible, abordar con algún rigor y cierta certeza, la descripción de fenómenos oníricos y su interpretación, sin la imprescindible y persistente alusión a los fundados criterios del psicoanalista y médico de almas, doctor, Carl Gustav Jung, Éste, sin agotar el conocimiento sabido sobre la psique, [1] y de modo particular, sobre el inconsciente, construyó, de modo excepcionalmente extenso y profundo, monumentales conocimientos asociados con el misterio del alma, como fondo y centro de una totalidad a la cual están adheridos, por invisibles hilos, una innúmera y compleja vertiente de contenidos relacionados con ella. 2.           La gigantesca obra de Jung es asombro

Sobre la problematicidad perceptiva de la energía psíquica.

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  Hemos explicado antes, el aparente poco interés de la psicología por abordar el fenómeno de la delimitación, conversión y potencia de la energía psíquica y la elucidación de sus efectos en expresiones numinosas. [1] Hacerlo, comenzando por el análisis de los aportes de los pioneros (Wundt, Jung, von Grot, Th Lipps) resulta, de modo cierto, imprescindible, sin desconsiderar la complejidad, la posible estreches teórica y el reconocimiento de la insuficiencia, en su tiempo, de medios adecuados para medirla. Hasta ahora, entenderemos por energía psíquica, la observable en los procesos de tipo intelectual, afectivos y emocionales; como distintos de aquella energía desplegada en actos locomotores, mecánicos o de esfuerzo físico. Desde el momento en cual se requirió la conceptuación de la energía psíquica, hubo de diferenciarse entre energía psíquica y fuerza psíquica. A la primera, se le consideró la condición previa para su acaecer en fenómenos como instinto, deseos, voluntad, afecto, at