Saberes empíricos, intuitivos y místicos
Abordar el estudio de los misterios del universo y la vida, implica la necesidad de considerar al conocimiento como uno solo, aun desde sus diversos campos. El desarrollo
industrial y el de la ciencia, determinó su parcelación. La clave para la interpretación de muchos misterios está en la interrelación de la vida toda. Los misterios
deberíamos iluminarlos, no sólo con los registros documentales de un gabinete,
sino también a partir de la relación infronteriza de los fenómenos, allí donde
fuere posible: en las cavernas, en la memoria de las piedras, en las huellas
presentes del Big Bang, en el habla cotidiana, en los sueños, en las revelaciones
del amanecer. En los breves contenidos siguientes se
pretende describir y caracterizar elementos propios de determinados saberes,
correspondientes al todo y al único ámbito posible del conocimiento humano, como posibilidad menos incierta de acercarnos al saber del mayor número de verdades eternas. En ese sentido, tiene para nosotros, la mayor importancia el acercamiento a los saberes empíricos, los intuitivos, los saberes filosóficos y por supuesto los saberes científicos.
Los saberes empíricos
El saber empírico, sin más definiciones, está relacionado con la
experiencia. Pero, el término posee
diversas connotaciones en el ámbito filosófico. En lo epistemológico, Dagoberto
Runes[1]
lo vincula con el conocimiento obtenido a posteriori. Es decir, como racionalización de la
experiencia. En el método científico se le vincula con una práctica orientada
hacia la elaboración de una hipótesis. En nuestro escudriñar sobre el saber
empírico, comprobamos la persistencia en calificarlo como conocimiento
vulgar-natural popular. El profesor y ucabista Tarsicio Jañez Barrio, lo
vincula con la información obtenida directamente a través de la percepción y lo
califica como el tipo de conocimiento espontáneo, acrítico, primario, ingenuo.[2]
El conocimiento empírico es entonces toda información aprehendida a
través de los sentidos, traducida en afirmaciones o conceptualizaciones de esa realidad
aprehendida. No es necesariamente
cierto. No es menester su confirmación. Prescinde del rigor. Puede ser aprehendida y expresada desde
diversas dimensiones y con diversos grados de subjetividad. Surge de la
percepción corriente de la realidad. Es la primera fuente de conocimiento sobre
la cual se estructuran luego saberes o conocimientos más complejos. Debido a
que estaremos utilizando, en algunos momentos, el término conocimiento y saber, con algún descuido o
sin excesivo rigor, cabe señalar que, en el idioma castellano, estos vocablos
tienen distinto significado. Saber es una estructura de contenido amplio denotadora de la posesión de muchos conocimientos empíricos o saberes.
En sentido contrario, conocer implica, saber con rigor, o normativamente, poco
o mucho de algo.
Los saberes intuitivos
Los saberes intuitivos abarcan un
amplio espectro de interpretaciones. De modo más o menos unánime, se les acepta
como un estado de conciencia o de percepción trascendente de los sentidos. Se
distingue entre dos tipos de intuición. Una percepción proveniente de signos
sensoriales y otra no dependiente de signo alguno, a la cual le llaman pura. De
esta última, Josepk strzepek, la define como "la habilidad de
penetrar en la naturaleza de las cosas, como una forma de conocimiento que
trasciende los límites de tiempo y espacio."[3]
El significado más común es el asociado con las "corazonadas" o
sentimientos inexplicables, descritos también como presentimientos, los cuales tendrían una base
fundamentalmente perceptiva. En un sentido más amplio, la intuición está
asociada con procesos intelectivos de origen irracional, cuya expresión más
corriente es la creación artística. También se le concibe como una forma de conocimiento
inmediato de una cosa, idea o verdad, sin el concurso de la razón.[4]
Se afirma que la percepción dependendiente de signos sensoriales puede
llevar a un estado de conciencia, o no, sobre esos signos. Se puede o no, tener
conciencia de la intuición. Quienes tienen conciencia de su presentir pueden
asumir determinadas conductas vinculadas con su estado de conciencia. Pueden
elegir conforme a un estado anímico (sin plena conciencia) o actuar
conscientemente conforme a su presentir. El término presentir es revelador de
la naturaleza del fenómeno. Denota anterioridad al sentir o al aprehender de
los sentidos. En algún texto de un psicólogo o diletante, cuya fuente no
recuerdo, este o aquel afirmaba creer en la existencia un sentido adicional a
los cinco sentidos conocidos. Para la mayoría de los psicólogos la intuición
tiene una base sensorial. Lo importante es la admisibilidad de su existencia y
su importancia en el proceso de conocer. Se la atribuye mucha importancia en el
proceso creativo. Y se le se atribuye significativa importancia en proceso de
aprendizaje, aunque no se conozca lo suficiente y de modo sistemático sobre
este fenómeno.
Los saberes artísticos
El saber artístico es una forma de aprehensión y de transformación de la
realidad, en la cual confluyen la intuición y la vivencia o experiencia personal
de la realidad. El acto creador transfigura la realidad y la muestra desde
determinadas perspectivas, subjetivas y sensoriales. Es una forma de
interpretación personal la realidad sin fines prácticos, ni gnoseológicos.
"No busca afirmar, ni negar nada, propiamente, sino expresar un modo de
ver distinto y de captar lo vivenciado." [5] Es decir, no busca
predicar verdades, ni creencias. Tiene como fundamento intuitivo la
belleza. Los saberes artísticos tienen la facultad de expresarse de diversos
modos. Los más conocidos son la pintura, la literatura, la música, la danza, la
escultura, pero en cada caso, la creación carece de fundamentos predicativos. Se
manifiesta para ser contemplada o percibida a través de nuestros sentidos. Su
aprehensión requiere de la interpretación personal en
donde adquiere diversos y distintos significados. El arte perdurable sería el
susceptible del mayor número de interpretaciones. De la obra dramática Hamlet,
de Shakespeare, se reconoce que su grandeza universal radica en la diversidad de
interpretaciones posibles.
El artista puede tener conciencia o no
de su creación. Es decir, puede crear a partir
de determinadas intencionalidades comunicativas, lo cual en modo alguno se expresa con afirmaciones divulgativas, susceptibles de ser confirmadas negadas o
corroboradas. Contrariamente, el artista se ve en la necesidad de
recurrir a la transfiguración de la creación para poder mostrar su personal modo
de percibir la realidad. En la literatura, por ejemplo, se habla de los límites del lenguaje y
del lenguaje punto cero para explicar en el borde del significado lo que pudiere ser un discurso artístico o no. Al respecto, Octavio Paz,
dice: cuando un poeta adquiere un
estilo, una manera, (léase técnica) deja de ser poeta y se convierte en un constructor de artefactos
literarios.[6] Por se distingue entre la creación del artesano y la del
artista.
Los saberes místicos
Los saberes místicos abarcan los
conocimientos religiosos y sus correspondientes explicaciones teológicas o
filosóficas sobre el origen del mundo. Por lo general, incluyen la práctica de
ritos y determinados modos de vida orientados hacia el logro de contactos
directos entre el individuo y divinidades espirituales. Por lo general, constituyen
saberes de tipo complejo u ocultos. Es decir, sólo accesibles a pocas o determinadas
personas, por su grado de complejidad o por requerimientos de aptitud o
disposición para superar crecientes niveles de exigencia intelectual o espiritual.
Son saberes fundados en dogmas, o creencias aceptadas por la razón de la
fe. Incluye las creencias y las prácticas
de sectas con motivaciones religiosas, o sólo la búsqueda de la perfección espiritual.
El saber místico trasciende la creencia religiosa, a través de la vivencia del
propio saber y de un estado de éxtasis, "que es un encuentro con la divinidad
en el interior del alma infundido gratuitamente por aquella."[7] Dentro de estos
saberes se mencionan la mística judeocristiana y la mística islámica con sus
correspondientes pontífices. Dentro de la judeo-cristiana se mencionan a
Clemente de Alejandría, San Agustín, Dionisio el Místico, entre otros. Otras corrientes místicas fundan sus prácticas y saberes en
conocimientos denominados de origen "extraterrestre." Y tienen
como guía y maestro a Hermes Trimegisto, quién, conforme a sus propias
explicaciones, fue poseedor de una "ciencia estelar" obtenida en el espacio
exterior. Hermes Trismegisto difundió su ciencia o filosofía Hermética,
entre algunos elegidos, mediante la cual es posible conocer las claves
inmutables de la naturaleza.[8]
Los depositarios de este saber dicen trabajar en secreto por cuanto la
sabiduría hermética no puede constituirse en saber cultural (...) por cuanto es
un tesoro espiritual que no debe ser expuesto a la a voracidad consumista de la
muchedumbre" [9] Las
practicantes del hermetismo distinguen
entre experiencias filosóficas y prácticas religiosas.[10] Su cuerpo de creencias explican
comportamientos psíquicos y abarcan
prácticas esotéricas.
[1] Dunes, Roberto. DICCIONARO
DE FILOSOFÍA Editorial Grijalbo. México, 1984
[2] Jañez B, Tarsicio. EL
TRABAJO DE INVETIGACIÓN EN DERECHO. Una orientación metodológica. Fondo de
publicaciones de La fundación polar. Universidad Católica Andrés Bello UCAB. Caracas,
1996, p 60.
[3] Francés, Clark. FANTASÍA E IMAGINACIÓN. En: 4
PSICOLOGÍAS APLICADAS A LA EDUCACIÓN. Narcea S.A Ediciones. Madrid - España. 1978, p.257
[4] Ídem, p.
255
[5] OB. CIT. Jañez B, Tarsicio, p.45
[6] Paz, Octavio. EL ARCO Y LA LIRA. Fondo de
Cultura Económica. México, 1983, p. 17
[7] Balmes, John. DESARROLLO DEL
MUNDO. Tomasis S.A. Madrid 1984 España, p.7
[8] Ídem, p.12
[9] Ídem, p.13
[10] Ídem, p.13
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