Circunvoluciones y dogmas frente a la probabilidad de lo imposible
1. En la actualidad, de la energía se intuye o se constata una
presumible naturaleza única, aun en sus diversidades. Una de las más
importantes de ella es la luz, de la cual se dilucidó, luego de discordantes avatares
teóricos, una doble y desconcertante naturaleza corpuscular y de onda. Discusión
infundida en el siglo XVII con Christian Huygens (1629)[1] y Robert Hooke (1635)
quienes la imaginaron, con sensatos y trabajados argumentos, como el efecto o
la mismidad de ondas. El primero, en su teoría de la luz (1678), la imaginó
como un movimiento del controvertido éter con propagación longitudinal,
entendiendo al éter como partículas distintas del aire. Intuyéndolo como realidad
invisible, pero presente dentro del espacio y en todo el universo. El segundo,[2] como una fuente
luminosa emitente de crestas esféricas, tal como el
agua sobre la superficie expande círculos. Conforme a un segundo y su expresado
parecer, una ondulación luminosa primaria emite a su vez ondas secundarias de
la misma frecuencia y velocidad. Estas explicaciones resultaron inconvincentes,
frente a las respetables y facultadas ideas del genio de Newton (1643),[3] para quien la luz fue explicada (1704) como
partículas materiales diminutas de cuerpos luminosos de variable tamaño para
distintos colores y de propagación rectilínea. No le era ajeno el conocimiento
de la interferencia producida por la luz sobre la luz con diferente longitud de
onda. Negaba la posibilidad ondulatoria, por suponer su proyección como la del
sonido, sólo en línea recta. Hubo de pasar mucho tiempo y no poca inconformidad.
No menos de noventa y siete años, desde cuando el genio señalado, formuló su
propia teoría de la luz, hasta cuando la inteligencia o la curiosidad del
Thomas Young (1773),[4] hombre prestigioso, conocedor de lenguas
vivas y extintas, a quien también se recuerda por su desconcertante memoria y
abundantes conocimientos, experimentando con la proyección de una fuente de
luz, sobre una doble rendija[5] (siglo XIX), explicó la cualidad ondeante de la luz
en el fenómeno de la interferencia y la difracción (1801), fenómenos propios, -se
insistió- característicos de la onda. El discernimiento Thomas Young fue
comprobado luego por el científico escoces James Maxwell (1831) con su teoría electromagnética,[6] conforme a la cual
el campo eléctrico y el electromagnético viajan por el espacio en forma de ondulaciones
a la velocidad de la luz. Junto con este planteamiento Maxwell propuso, por
consecuencia, la condición ondulatoria de la luz, a través de la cual se
propagan los fenómenos electromagnéticos. Teoría verificada luego por Heinrich Hertz
(1857)[7]
con experimentos realizados en 1889 en los cuales descubre, en las ondas de
radio, la misma velocidad de la luz y los similares fenómenos de reflexión,
refracción y polarización.
2. En 1900, el descubrimiento del cuanto (quantum),[8] una magnitud matemática constante, con la cual se
logran explicar, en principio, variables extremas del comportamiento calórico o
limitantes de su transformación en energías diferentes y menos densas, valga
decir, en rayos ultravioleta, rayos x o rayos gamma. Este descubrimiento
racionalizó el nacimiento de la Mecánica Cuántica, una visión disímil y
paradójica de la realidad en la ciencia de la Física. Con ello se crean las
condiciones para el reconocimiento de la doble y contradictoria naturaleza
corpuscular y de onda de la luz. En el trecho de noventa y tres años acontecen
dos verificaciones de su cualidad ondulatoria. Pero en 1905, con formulaciones
de Albert Einstein,[9] se produce la comprobación de su opuesta cualidad corpuscular, tal como doscientos años antes lo había propuesto o
justificado Isacc Newton. Einstein, al explicar el efecto fotoeléctrico,[10]
considerando ahora la “cuantización”
de la luz, valga decir, asumiendo y asignando el valor mínimo posible de un “paquete
de energía,” conforme a la constante de Planck descubre su alterna y opuesta condición.[11]
Sus formulaciones demostraron un "imposible" carácter de corpúsculo, al cual denominó fotón. Dentro de tal circunstancia se
modifica, de modo sorprendente, la visión determinista, causal y predecible de
la realidad científica. Dentro de aquella concepción la razón alcanza límites, pues lo imposible se hizo probable. Se redescubre una misteriosa e imponderable
realidad, reconocible, desde entonces, en ámbitos matemáticos y experimentales
de la ciencia. Fenómenos inexplicados e inexplicables, adquieren ahora “carta
de ciudadanía” científica, dentro de los confines de su método. La propuesta
ideada por Bacon, pareciera adolecer de la culpa de no todos de sus
instrumentores. Gracias a su rigor instrumental, pudo el hombre dar un salto
cualitativo en la construcción de una civilización tecnológica y lograr altos
niveles de bienestar humano, y aún, permitirse el reconocimiento de la
acausalidad de muchos fenómenos constatados e impensables.
3. Las previas y redundantes afirmaciones pueden mejor asimilarse, cuando se trata de valorar y comprender el dogmatismo
cientificista, todavía prevaleciente en algunos oscuros rincones de las
academias. Persistentes también en quienes, dentro de la ciencia, reivindican
su valor instrumental. De quienes, dentro de ella, irreconocen la explicita,
inefable y sentenciosa armonía del universo. De quienes, sin interesarse, por
ejemplo, en el estudio de la telepatía, se permiten negar su existencia o
negando de ella todo cuanto ignoran, por lo general sin argumentos científicos.
[1] Christian
Huygens (1629-1695), matemático,
astrónomo y físico
holandés, nacido el 14 de abril en La Haya. Hizo
notables aportes en geometría y mayor trascendencia en la óptica. Autor del
primer tratado sobre cálculo de probabilidades. Descubrió el primer satélite de
Saturno y un año después su anillo. Fue el primero en utilizar el movimiento
del péndulo para la medición del tiempo. Con base en su concepción ondulatoria
de la luz y por sus certezas sobre la reflexión, refracción y doble refracción
de la luz formuló la Ley de la propagación del rayo extraordinario.
[2] Robert
Hooke (1635-1703). Físico, astrónomo y naturalista inglés, nacido en la
localidad de Freshwater de la isla de Wight el 18 o el 28 de julio. Miembro de la
Royal Society. Hizo importantes aportes teóricos e instrumentales en la óptica,
la astronomía y las ciencias naturales. Es el autor de la Ley de Hooke sobre la
resistencia y elasticidad de los plásticos. Es considerado uno de los
científicos más importantes de la historia de la ciencia.
[3] Isacc Newton (1624-1727)
Físico, matemático, inventor, teólogo y político nacido el 25 septiembre en
Woolsthorpe, Lincolnshire. Decir que estableció las bases teóricas de la
mecánica clásica o enumerar en este espacio sus aportes es poco. Realizó
grandes aportes en Física, óptica, Matemática y astronomía. Sintetizaremos
señalándolo como la más grande luminaria de la ciencia del siglo XVIII. Reiteradamente
se le ha señalado como el más importante científico de todos los tiempos.
[4] Thomas Young (1773-1829), nació
el 13 de junio en Milverton, Reino Unido.
Médico, científico, humanista, políglota, egiptólogo y hombre anómalo, considerado
un niño prodigio por haber aprendido a leer a los dos años. Se sabe de su
célebre memoria demostrada en la comprensión y el uso de trece lenguas, antes
de los 15 años. Forjó la teoría de la visión del color. Descubrió el
astigmatismo. No siendo las únicas cosas sabidas sobre él, resumiremos acotando
su relevancia por sus importantes aportes a la medicina, en la criptografía y a
la ciencia.
[5] El
experimento de la doble rendija (1801), permitió comprender la naturaleza
ondulatoria de la luz. Young, proyectó una fuente luminosa hacia una pantalla,
haciéndola pasar a través de dos diminutas rendijas, (separadas por dos 0,2
milímetros), existentes en una tarjeta, sirviendo de barrera. La luz proyectada
generó un nominado, patrón de interferencia, por consecuencia de la difracción
producida por los haces de cada rendija. Por algunas paradojas, misterios o
singularidades, este experimento es considerado un hito científico en la física
cuántica.
[6] James Clerk Maxwell (1831-1879), nacido el 13 de
junio en Edimburgo. En 1865, a la edad de 34 años, describe su teoría del
electromagnetismo, conforme a la cual la luz, el magnetismo y la electricidad,
forman parte de un mismo campó de ondas. Se ha señalado el carácter simple,
pero portentoso, de sus ecuaciones, consideradas por sus iguales una gigante
hazaña del pensamiento. Con ellas, el científico escoces predijo la existencia
de ondas electromagnéticas propagándose a la velocidad de la luz, con lo cual
confirmaba su carácter de onda electromagnética.
[7] Heinrich Rudolf Hertz, (1857-1894), físico alemán nacido en la ciudad de Hamburgo el 22 de febrero.
Reconocido por sus contribuciones sobre el electromagnetismo. Descubrió las
ondas hertzianas, hallando en ellas las propiedades de la luz. Las ondas
luminosas serían, desde entonces consideradas, también electromagnéticas con
una determinada frecuencia de onda. La unidad de medida el Hertz o Hercio lleva
su nombre en la mayoría de los idiomas. En 1892 descubrió, de modo inesperado,
el efecto fotoeléctrico, al observar el recargamiento eléctrico de una pieza de
zinc al ser irradiada con luz ultra violeta, con lo cual se estableció una
nueva relación dinámica entre la luz y la materia.
[8] Un Quantum es una cantidad constante de energía. Max Planck la denotó como h, para simbolizar una frecuencia característica. Descubrió que su valor es 6,62x10-34 julios.
[9] Albert Einstein (1879-1955) nacido el 14 de marzo de 1878 en la ciudad alemana de Ulm. Un año después su familia se radica en Múnich, ciudad en la cual vivió hasta los 15 años. En 1905 publica cuatro artículos científicos, los cuales le catapultarían consagrarían como el científico más importante del siglo XX. El primero sobre el efecto fotoeléctrico, el segundo sobre el movimiento corpuscular y el tercero sobre la Teoría de la Relatividad Espacial y la equivalencia masa energía (E=mc²).
[10] El Efecto fotoeléctrico es
definido como la emisión de electrones de un metal, cuando se produce sobre él
una radiación electromagnética, como la luz del sol o ultravioleta, en general,
originando una corriente eléctrica. En 1905, Albert Einstein explico este
fenómeno en el contexto de los aportes de Max Planck, asumiendo la existencia
de cantidades discretas de energía, definidas por Einstein como fotones para la
luz, cuya energía dependerá de la frecuencia de la radiación y de la existencia
de una frecuencia mínima para cada tipo de material, por debajo del cual no se
produce el efecto fotoeléctrico.
[11] Conforme a Max Planck
(1858-1947), físico alemán, padre de la teoría cuántica, un quantum es la menor
cantidad de energía transmisible en cualquier longitud de onda, la cual no aumenta ni disminuye
continuamente, por ser una contante, un múltiplo de un quantum básico.
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